El lazarillo de Tormes

Un anciano ciego y su ayudante Lázaro recibieron como limosna un racimo de uvas de manos de un pastor. Para que no se estropeasen por el camino, el ciego decide que deben comérselas. Entonces le dice a su joven ayudante:
-Lázaro, vamos a comer los dos las uvas, pero con una condición: los dos debemos comer de una en una, así comeremos lo mismo. Prométeme que no harás trampas.
-Te lo prometo -respondió rápidamente Lázaro.
Nada más empezar a comer el anciano comenzó a coger las uvas de dos en dos en su turno. Lázaro, al ver que su señor hacía trampas, decidió coger él también de dos en dos, e incluso más tarde de tres en tres.
Tras terminarse el racimo el ciego le dijo a su ayudante:
-Lázaro, has roto tu promesa. Me has engañado.
-¿Cómo lo sabe, señor, si usted no puede ver?
-¿Sabes porque lo sé? Porque cuando yo hice trampas tu te callaste.


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